¿Por Guara con perro?
¿Cuántas veces hemos visto representado a San Úrbez sin su fiel perro al lado? Muy pocas, ¿verdad? Y es que la imagen del pastor, de ovejas o de hombres, casi resulta "coja" sin la figura del perro. Veamos solamente algunos ejemplos:
Abajo, San Úrbez de Sieso, preciosa imagen con el perro al lado. Sieso conserva una reliquia de San Úrbez.
Abajo, San Úrbez de Angüés. Angüés capitalizaba las devociones urbecianas del pié de la sierra de Guara.
Abajo, San Úrbez de Ola, lugar donde una tradición afirma que estuvo de pastor, en casa Otal, donde aún atesoran la dura cama de arenisca donde descansaba el pastor Úrbez.
Úrbez convivió en su soledad con todas las bestias de la creación, domésticas y salvajes. Con los dos animales míticos y atávicos de estas montañas también: al lobo lo dominó y amansó, y lo acompañaba en su estancia en el monte Ayral; a la osa, representante del inframundo y del más allá, solamente pudo echarla de la comarca, a la que tenía aterrorizada por sus ataques a hombres y animales. Esta referencia en la biografía urbeciana a estos animales es muy antigua, ya que Agustín de Carreras (principios del siglo XVIII) indica expresamente que lo recoge de Diego de Murillo (transición del XVI al XVII), que a su vez manejó los escritos primigenios sobre San Úrbez, hoy perdidos.
Un buen amigo, Boby Hayderer, austríaco residente en Panticosa, recorre nuestra amada Sierra de Guara con su perro Robert, y plasma sus experiencias en su blog, que, si bien está expresamente pensado para aquellos que salen al monte con perro, es muy útil igualmente para quien lo hace solo o no lo hace con animales de cuatro patas sino de dos.
Abajo, caxico de la pardina de Guardia (foto de tomada del blog de Boby Hayderer).
Sigue nuestra trayectoria urbeciana y algunos de sus recorridos han sido inspirados por los parajes urbecianos. Por lo significativo, traemos aquí hoy dos de ellos, ambos por el Guarga: la vuelta completa a la pardina Guardia con la visita a las galochetas, el barranco Ricau, Cuatre, Portilillo..., y la visita a los caxicos de Lorente, situados en un campo de esa casa, en Laguarta.
Abajo, uno de los dos caxicos de Lorente, en Laguarta (foto de tomada del blog de Boby Hayderer -ojo, bajada de resolución-).
Creemos que vale muy mucho la pena la visita a esas excursiones, y nos produce satisfacción comprobar que otras personas empujan también en la dirección correcta: hay otra montaña, fuera de la del esquí, plena de historia y huella humana, solitaria, esperando ser descubierta.
Pulsa aquí para visitar el reportaje de la pardina Guardia-Galochetas. Y pulsa aquí para visitar el reportaje de los caxicos de Lorente.
Gracias, Boby, por tus amables menciones, y ánimo.