Normas para unos y nada para otros...
José Luis Otín, miembro del Patronato del Parque de Guara, además de propietario afectado por la ocupación de Abellada que comentábamos en la anterior entrada (pulse aquí, "De dobles raseros y paz perturbada") ha publicado una carta en el Diario del Altoaragón este pasado viernes 5. Para este día casi no quedan "arco iris" en Abellada, ya que justo para estos días terminaba el ciclo lunar.
Al final, la administración o administraciones han tolerado y permitido que se conculquen las leyes. Después de más de un mes allí, los ocupantes se han ido cuando han querido. Han apagado sus fuegos y se han ido. Vemos ayer sábado 6 de agosto un incendio en el Alto Vero, desalojado el camping de Lecina..., es evidente que el riesgo de incendio es alto, ¿qué hubiera pasado si el incendio se hubiera producido en Abellada en vez de en Lecina?.
También los huertecicos de Bentué se han quedado tranquilos, nadie alegando desconocimiento del idioma -que no de las especies vegetales- se apropia de lo que no ha trabajado...
Desde aquí nos solidarizamos con José Luis y con todos los habitantes del valle, que mayoritariamente se han sentido maltratados con este tema, para ellos nuestro apoyo y reconocimiento por su esfuerzo. No hay que añadir nada a su carta.
Dejamos aquí la carta de José Luis, de Otín de Abellada en imagen y en texto:
El descrédito de las instituciones
Todavía después de 40 años de democracia el comportamiento de algunos responsables públicos resulta más parecido a épocas en que la Ley era el capricho del gobernante. Y lo digo porque venimos asistiendo desde hace varias semanas a un verdadero escándalo en el que aun simulando ausencia sus protagonistas y consentidores ahí están sus graves actos: en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara un grupo numeroso de personas, ignorando toda norma, han ocupado fincas particulares, acampado a su libre albedrío, encendido fuego permanente, invadido camino de acceso con sus vehículos, etc., además de las consecuencias que implican estas acciones, y todo esto lo hacen plácidamente, sin mayores perturbaciones, pues las autoridades competentes no han restablecido hasta la fecha la legalidad vigente.
A nadie se le escapa que de los hechos relatados se derivan daños ya producidos, y otros de alcance inimaginable que pudieran darse en el futuro de persistir la situación, y de los que cabría lamentar no sólo contenido medioambiental o económico, sino incluso de orden personal.
Y con independencia de las responsabilidades que cada cual tenga que asumir por tan evidente dejación de funciones, ya nada será igual a partir de ahora en el Parque de Guara. Va a haber claramente un antes y un después de estos hechos. El daño causado a las instituciones es irreparable: ¿Qué disfrute se va a permitir del Parque de aquí en adelante? ¿Va a distinguirse entre ciudadanos comunes, a los que se nos aplica la Ley de forma contundente y sin contemplaciones, y aquellos otros que con una etiqueta guay se les permite lo que les place? ¿Qué autoridad futura podrá tener la Guardia Civil o la Guardería Forestal? ¿Se les va a retirar del Espacio Natural? ¿Qué vamos a hacer con las decenas de Directivas, Leyes, Decretos, PORN, PRUG…y demás disposiciones que pretendían regular todo cuanto se hiciera y que vienen ahogando a los habitantes del Espacio?
Muchos ciudadanos asistimos perplejos e indignados a esta fiesta de la anarquía, donde todo mola porque cada uno hace lo que le da la gana y sin respeto por otros. Pero cuando concluyan los ciclos lunares y se acallen las danzas vendrá la resaca y sus consiguientes lamentaciones, e imagino habrá de identificarse con nombre y apellidos a los responsables de este chandrío para que respondan de tanto desatino, porque si todo ello quedara impune nuestra convivencia se pudriría y la sociedad democrática enfermaría sin remedio ante la liquidación del Estado de Derecho.
José Luis Otín. Miembro del Patronato del Parque de Guara.